Cuando hablamos de sentirnos bien cada día que vivimos, empezamos hablando en primera persona, jamás consideramos nuestra existencia en conjunto con el resto de ciudadanos que habitan nuestro barrio, nuestra comunidad, nuestro pueblo, nuestra ciudad. Pareciera que no tuviera sentido lo que se dice, pero vamos a los ejemplos diarios que si somos capaces de detectar, e incluso hasta identificarnos con algunos de ellos, entonces todas estas palabras tendrán sentido.
Vas por la calle, caminando por la acera y no determinas porque lado de la misma lo haces. Pueda ser que la mayoría de las veces sea por el centro. Nos percatamos que no estamos solos cuando frente a nosotros vienen dos personas y tenemos que hacernos a un lado, o tal vez no lo hacemos, y ellos tienen que separarse para seguir su andar, o pueda que ellos tengan que bajar a la calzada porque nosotros no nos movemos de nuestra posición.
Pero si no somos peatones, y conducimos un vehículo, vamos por nuestra vía y de pronto alguien desea cruzar la calle a pesar que a lo lejos el semáforo está en rojo, pero elegimos continuar y que el peatón, sea embarazada, chavalos, o ancianos, se espere a que yo pase, porque es una calle para vehículos no para que estén pasando los peatones.
Vamos en el autobús e ingresan ancianas o ancianos, y nos hacemos de la vista gorda porque los vemos que no tienen problema al caminar. Si es una embarazada o una señora con niño en brazos, entonces, nos movemos y creemos que hicimos un gran bien, mientras los adultos mayores, tienen que agarrarse más fuerte que mono en ventolero con cada vuelta del transporte colectivo.
Hace mucho que la revolución en Nicaragua, culminó para algunos y siguen para otros. Pero una persona adulta, me comentó que uno de los resultados de ganar la guerra, fue que se mal acostumbró al pueblo a que ahora podían hacer lo que quisieran. Ya que nos liberamos de las cadenas de la dictadura y somos el pueblo ganador, entonces, podemos hacer lo que antes no se podía.
De tal suerte, cuando tomamos un taxi, y conducimos por un barrio, nos encontramos cerrada una calle, porque hay un quinceaños, una boda o simplemente, alguien quería celebrar su onomástico. Realmente, no le interesa que ello pueda afectar al tránsito.
La lista se que es larga, pero la idea se ha comprendido. Y sería mejor de una vez, que nos quitemos la maña de justificar un acto, buscando comparaciones de otros países, porque eso es tratar de tapar el sol con un dedo. Lo nuestro es nuestro y no se rebusca en los males de otros.
Es suficiente con salir un momento a la calle y determinar la cantidad de caras largas en los rostros de los transeúntes para verificar que falta felicidad y optimismo. Considerar que un buen gobierno es quien le brinda todo lo que el pueblo quiere, sin trabajo alguno, es realmente una falacia que no soporta ni dinero ni tiempo para que se sostenga por sí solo. Pero, para mala suerte, se ha calado en la mentalidad de muchos que es la forma como un gobierno debe trabajar.
Hoy se puede apreciar cantidad de grupos de personas exigiendo casa, empleos, regalías, prebendas, sin costo alguno. Es imposible que un país salga hacia adelante de esa forma, porque cada período y época cambia. Lo que hoy se obtiene fácilmente pueda que más adelante no sea posible y qué pasara, aparecerá algún vivo hablando de nueva revolución?
Por ello se explica que cada vez que un gobierno llega al poder y habla de bondad, de días difíciles pero no soluciona absolutamente nada, el pueblo se deprime y se conforma. Mientras hay algo que vender y comprar, para qué riqueza?
No es un asunto de política o de políticos sino de aceptación que se puede vivir mejor, que la ambición no es mala si se piensa en cambiar el estilo de vida en forma decente, consiguiendo con el trabajo lo que se requiere para mejorar la vida. Una libertad de mercado, es igual que una libertad de mentalidad, donde nadie puede entrometerse en lo que se piensa, menos en lo que se trabaja o en lo se negocia, pero siempre que no dañe a terceros, fin que no socava la paz social.
No por algo, somos indiferentes cuando los adultos mayores, desfilan bajo el sol por las calles, aún cuando sean arengados por algún oportunista, pero en busca de algo que les corresponde luego de años de trabajo y cuya juventud terminó de repente. O cualquier otra manifestación aunque no fuera de índole social o económica, pero si política, nos atrevemos a desviar la mirada porque es algo que no nos corresponde o no tenemos incidencia alguna en lo que se está planteando. ¿Pero creemos realmente que más temprano que tarde, lo que se está demandando no nos favorecerá? Entonces, si no participamos en el momento ¿Cómo podríamos luego señalar o criticar si no fuimos parte de la solución?
No por algo, somos indiferentes cuando los adultos mayores, desfilan bajo el sol por las calles, aún cuando sean arengados por algún oportunista, pero en busca de algo que les corresponde luego de años de trabajo y cuya juventud terminó de repente. O cualquier otra manifestación aunque no fuera de índole social o económica, pero si política, nos atrevemos a desviar la mirada porque es algo que no nos corresponde o no tenemos incidencia alguna en lo que se está planteando. ¿Pero creemos realmente que más temprano que tarde, lo que se está demandando no nos favorecerá? Entonces, si no participamos en el momento ¿Cómo podríamos luego señalar o criticar si no fuimos parte de la solución?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario