A pesar que se ha escrito mucho a lo largo de todos estos años sobre la indiscutible indiferencia de la ciudadanía, que en su mayoría - sea por cansancio, o por razones del "yoquepierdismo" - ha dejado pasar los atropellos que al ordenamiento jurídico ha realizado el actual Presidente de Nicaragua. Los pocos medios de comunicación independiente que no han desistido en denunciar las flagrantes violaciones dan cuenta de la pasividad de las organizaciones civiles y de los partidos políticos opositores al gobierno, quienes se han conformado con expresar sus opiniones vía gráfica o visual.
Por ello es que los sectores más críticos de la población han preferido guardar silencio, escribir en las redes sociales, pero la efervescencia de los años anteriores al primer periodo presidencial de Ortega, ha disminuido considerablemente, que solo quedan los comentarios en reuniones privadas.
Ahora bien, si bien es cierto, que ya no hay movimientos populares en las calles, ni tampoco grupos disidentes que amenazan con huelgas de hambre, o bien, grupos rearmados en las montañas, tampoco se podría decir que hay una aceptación del status quo actual, únicamente porque los funcionarios de gobierno hacen y deshacen a su antojo. Hay que tener mucho cuidado con lo que el gobierno quiere vender a la población.
Ya los discursos reiterados de que las encuestas confirman que la población en su mayoría le dan un voto de confianza a la gestión gubernamental, no es más que una manipulación de empresas que se dedican a vender "sueños" e ilusiones con el juego de los números. La prueba se encuentra en el vecino país del sur donde las encuestas colocaban como los partidos favoritos para la contienda electoral, al PLN y al Frente Amplio, sin embargo, éste último no llegó ni a cerrar con el 20% de los votos ya escrutados en un 80%, obteniendo el segundo lugar el menos pensado PAC.
Se dicen que las encuestas tienen un leve margen de error, pero eso es cuando se realiza en un campo poblacional libre de expresar lo que piensa sin esperar represalias por sus ideas. Es así que tenemos que ver encuestas con porcentajes altos a favor del gobierno, considerando que no se hace en todo el país sino en un segmento poblacional, y donde se espera sean más seguidores del gobierno que sus críticos.
Podemos ver todo gris, hasta oscuro, cuando un diputado del PLC, vota junto con los del partido de gobierno las reformas constitucionales, cuando se realicen adjudicaciones sin que intervengan las licitaciones, cuando se entrega el país a un empresario chino, cuando la luz y el combustible, así como los precios de la canasta básica suben inmisericordemente, porque no hay poder del estado que no este exento de la voluntad del actual gobierno. Se mire donde se mire, Asamblea Nacional, Poder Judicial, Consejo Supremo Electoral, Ministerio Público, Policía Nacional, y hasta el Ejercito. Menos se podría esperar que en las comunidades los brazos del gobierno como Alcaldías, gabinetes de familia, etc., no estén atento a apagar cualquier fuego que se pretenda encender en alzar sus voces contra la situación lamentable que vive Nicaragua.
Es claro que el señor Ortega, su familia, sus más allegados y socios empresariales, viven bien en la Nicaragua de hoy en día, donde no pagan por los servicios que utilizan, mucho menos cotice para el Seguro Social, o pague a tiempo los impuestos, si es que lo hacen, pero si es claro que sin lugar a duda, son dueños de negocios y empresas, donde los dividendos los reciben a raudales, como si fuera una pequeña fuente o manantial de dinero. Por ello, no se va a ver a ninguno de ellos, subir a un autobús utilizando una tarjeta TUC, con las molestias que ello genera, desde recargar hasta que los validores sigan funcionando, tampoco los veremos sufrir por el mal tiempo en invierno, pues techos y cauces por donde viven deben estar en buen estado de mantenimiento ya que con una llamada telefónica las cuadrillas de la municipalidad acuden a limpiar basureros en los alrededores.
¿Sufrirán por las alzas de la energía eléctrica, o por el costo de los combustibles? Si algo se ha aprendido con los gobiernos totalitarios, es que el pueblo paga esos rubros, pues el señor Ortega, jamás consideraría sacar de su billetera el pago incluso de un celular que utilice hoy en día sus nietos, que se han acostumbrado a vivir con cuchara de oro.
Hablar con demagogia del gobierno de los pobres, es ofender a la pobreza misma. Un anciano que debe ir a las calles para recuperar la inversión de juventud, con una pensión que no alcanza para vivir "bonito", familias enteras que deben aplaudir por la titulación de un terreno, un zinc, un chancho, que se le brinda para que puedan comer en unos pocos días, ni que decir, de los jóvenes que acuden con ilusión a estudiar con el sacrificio de sus familias para que puedan ir a las aulas pero salir con el título bajo el brazo y guardarlo para dedicarse a algo diferente a lo que estudiaron porque no existe la oportunidad que demande el uso de su fuerza manual o mental.
Campesinos, que viven de lo poco aunque son los que más laboran en el campo bajo el sol, para que los grandes especuladores adquieran sus productos a precios bajos, y ellos revender a los distribuidores con grandes ventajas, caso del huevo, derivados lácteos, el tomate, la papa, etc.
Lo único que nos consuela es que la supuesta o aparente apatía e indiferencia del pueblo ante los asuntos de nación, no son en realidad la tónica constante en la voluntad popular, pues cuando vemos a la mano amiga, que acude al llamado de una familia sin hogar porque su casita de madera sucumbió ante las llamas, o un anciano que busca piedad por cámara poder comprar sus medicinas, o una silla de rueda, u jóvenes que llegaron a ayudar a los ancianos que pedían la justicia social, y vemos a diario como hay siempre alguien que aún lleva sentimiento en su interior, y sangre en las venas, podemos decir que aún no todo está perdido, pues en cada hogar hay alguien que desea una mejor Nicaragua, en cada estación de policía hay un oficial que no está conforme con los actos de corrupción y abuso de sus superiores, en el ejercito un cabo, soldado e incluso de rango superior, guarda silencio pero no comulga con lo que sus jefes pretenden hacer con la institución que tanto sangre costo a los y las nicaragüenses, para servir a favor de un grupito.
Ver a la policía nacional servir de custodios de ex funcionarios ligados al sandinismo, y a ex presidentes, a magistrados, a todo tipo de pequeños peces, que caminan con un uniformado al lado, mientras en muchas comunidades hace falta vigilancia policial, es inaudito y reprochable, pues ese salario lo paga quien necesita que le brinden seguridad y no aquellos que pretenden figurar como si fueran estrellas de cine.
Nicaragua, aún tiene como salir adelante porque hay niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos que sienten dolor por lo que observan y miran a su alrededor, como se ha pretendido mancillar la historia y a nuestros ancestros, a quienes lucharon desde Matagalpa, Rivas, León, Managua, la Zona Atlántica, para impedir la invasión filibustera, para defender la patria, para sacar al dictador, siempre ha sido la sangre derramada del nicaragüense. Todavía hay personas con conciencia y con actitud nacionalista que no puede estar callado aunque a veces se sienta impotente porque no sabe cuando hay que actuar, y no querer hacerlo solo, pues cinco dedos de la mano son débiles hasta que se unen y forman un puño que hace más daño.
Si, aún hay esperanza, cuando mujeres trabajadores, con valentía y coraje, sale en las mañanas a recorrer kilómetros para lograr el dinero necesario para sus hijos, cuando los hombres se levantan en la madrugada para ir al trabajo por su hogar, por su familia. Estas son las verdaderas encuestas que saben lo que vale la pena luchar por ser mejores cada día y cambiar el status quo de quienes no trabajan, de quienes viven de lo que hacen otros, y de quienes creen tienen el derecho divino de tomar lo que no es de ellos.
Si, Aún no todo está perdido, y se puede ver en los rostros enojados de quienes ven las injusticias y los abusos de las autoridades que deberían realizar sus funciones con transparencia y legalidad; en la risa de los niños y niñas que desean un mejor mañana, con mejores condiciones de vida y educación; un país que no quiere más matanza ni más guerras por caprichos de quien está sentado en su casa moviendo los hilos, a pesar que nadie quiere seguirlo. Nicaragua, no necesita un ejercito con armas, sino un ejercito con ideas y ganas de levantar a Nicaragua.
Todos queremos encaminarnos en una sola dirección, ser más grande que lo que hoy somos.
¿Se puede?
Estimulemos el saludo entre los vecinos.
Estimulemos la capacidad del ser humano en estudiar, prepararse y vivir de lo que produzca
Estimulemos el control de las autoridades cuando se apartan del camino de la legalidad
Estimulemos el respeto entre los y las nicaragüenses, sin distingo de género e ideología
Que no conozcan al pueblo de Nicaragua, como beligerante y conflictivo sino como humanista y amante de la paz. Que no vean en el rostro de un nicaragüense, el amor al dinero en lugar del amor al servicio, así como tampoco la insatisfacción y el enojo, sino el orgullo nacional y la felicidad.
Ser gentil, respetuoso y noble, no es signo de debilidad. Fruncir el entrecejo, mostrar los puños, y decir groserías, solo nos colocan entre los energúmenos falto de cultura y educación del área centroamericana. Somos gente de trabajo, no de conflictos. Somos gente generosa y gallarda, no egoísta ni pendencieras. Busquemos edificar nuestro ser, nuestro interior, nuestras almas, dedicando nuestra energía y esfuerzo a reconstruir la patria. Por cada sonrisa, cada ayuda a quien la necesita, sin aprovecharnos de su necesidad ni buscar un provecho propio ni un enriquecimiento injusto, entonces comenzaremos el cambio.
Se dice que es más fácil imitar lo malo que lo bueno, y es algo que compete a todos y uno a uno solo. Nicaragua, lo vale. El futuro no los exige. Aún no todo está perdido.
Por ello es que los sectores más críticos de la población han preferido guardar silencio, escribir en las redes sociales, pero la efervescencia de los años anteriores al primer periodo presidencial de Ortega, ha disminuido considerablemente, que solo quedan los comentarios en reuniones privadas.
Ahora bien, si bien es cierto, que ya no hay movimientos populares en las calles, ni tampoco grupos disidentes que amenazan con huelgas de hambre, o bien, grupos rearmados en las montañas, tampoco se podría decir que hay una aceptación del status quo actual, únicamente porque los funcionarios de gobierno hacen y deshacen a su antojo. Hay que tener mucho cuidado con lo que el gobierno quiere vender a la población.
Ya los discursos reiterados de que las encuestas confirman que la población en su mayoría le dan un voto de confianza a la gestión gubernamental, no es más que una manipulación de empresas que se dedican a vender "sueños" e ilusiones con el juego de los números. La prueba se encuentra en el vecino país del sur donde las encuestas colocaban como los partidos favoritos para la contienda electoral, al PLN y al Frente Amplio, sin embargo, éste último no llegó ni a cerrar con el 20% de los votos ya escrutados en un 80%, obteniendo el segundo lugar el menos pensado PAC.
Se dicen que las encuestas tienen un leve margen de error, pero eso es cuando se realiza en un campo poblacional libre de expresar lo que piensa sin esperar represalias por sus ideas. Es así que tenemos que ver encuestas con porcentajes altos a favor del gobierno, considerando que no se hace en todo el país sino en un segmento poblacional, y donde se espera sean más seguidores del gobierno que sus críticos.
Podemos ver todo gris, hasta oscuro, cuando un diputado del PLC, vota junto con los del partido de gobierno las reformas constitucionales, cuando se realicen adjudicaciones sin que intervengan las licitaciones, cuando se entrega el país a un empresario chino, cuando la luz y el combustible, así como los precios de la canasta básica suben inmisericordemente, porque no hay poder del estado que no este exento de la voluntad del actual gobierno. Se mire donde se mire, Asamblea Nacional, Poder Judicial, Consejo Supremo Electoral, Ministerio Público, Policía Nacional, y hasta el Ejercito. Menos se podría esperar que en las comunidades los brazos del gobierno como Alcaldías, gabinetes de familia, etc., no estén atento a apagar cualquier fuego que se pretenda encender en alzar sus voces contra la situación lamentable que vive Nicaragua.
Es claro que el señor Ortega, su familia, sus más allegados y socios empresariales, viven bien en la Nicaragua de hoy en día, donde no pagan por los servicios que utilizan, mucho menos cotice para el Seguro Social, o pague a tiempo los impuestos, si es que lo hacen, pero si es claro que sin lugar a duda, son dueños de negocios y empresas, donde los dividendos los reciben a raudales, como si fuera una pequeña fuente o manantial de dinero. Por ello, no se va a ver a ninguno de ellos, subir a un autobús utilizando una tarjeta TUC, con las molestias que ello genera, desde recargar hasta que los validores sigan funcionando, tampoco los veremos sufrir por el mal tiempo en invierno, pues techos y cauces por donde viven deben estar en buen estado de mantenimiento ya que con una llamada telefónica las cuadrillas de la municipalidad acuden a limpiar basureros en los alrededores.
¿Sufrirán por las alzas de la energía eléctrica, o por el costo de los combustibles? Si algo se ha aprendido con los gobiernos totalitarios, es que el pueblo paga esos rubros, pues el señor Ortega, jamás consideraría sacar de su billetera el pago incluso de un celular que utilice hoy en día sus nietos, que se han acostumbrado a vivir con cuchara de oro.
Hablar con demagogia del gobierno de los pobres, es ofender a la pobreza misma. Un anciano que debe ir a las calles para recuperar la inversión de juventud, con una pensión que no alcanza para vivir "bonito", familias enteras que deben aplaudir por la titulación de un terreno, un zinc, un chancho, que se le brinda para que puedan comer en unos pocos días, ni que decir, de los jóvenes que acuden con ilusión a estudiar con el sacrificio de sus familias para que puedan ir a las aulas pero salir con el título bajo el brazo y guardarlo para dedicarse a algo diferente a lo que estudiaron porque no existe la oportunidad que demande el uso de su fuerza manual o mental.
Campesinos, que viven de lo poco aunque son los que más laboran en el campo bajo el sol, para que los grandes especuladores adquieran sus productos a precios bajos, y ellos revender a los distribuidores con grandes ventajas, caso del huevo, derivados lácteos, el tomate, la papa, etc.
Lo único que nos consuela es que la supuesta o aparente apatía e indiferencia del pueblo ante los asuntos de nación, no son en realidad la tónica constante en la voluntad popular, pues cuando vemos a la mano amiga, que acude al llamado de una familia sin hogar porque su casita de madera sucumbió ante las llamas, o un anciano que busca piedad por cámara poder comprar sus medicinas, o una silla de rueda, u jóvenes que llegaron a ayudar a los ancianos que pedían la justicia social, y vemos a diario como hay siempre alguien que aún lleva sentimiento en su interior, y sangre en las venas, podemos decir que aún no todo está perdido, pues en cada hogar hay alguien que desea una mejor Nicaragua, en cada estación de policía hay un oficial que no está conforme con los actos de corrupción y abuso de sus superiores, en el ejercito un cabo, soldado e incluso de rango superior, guarda silencio pero no comulga con lo que sus jefes pretenden hacer con la institución que tanto sangre costo a los y las nicaragüenses, para servir a favor de un grupito.
Ver a la policía nacional servir de custodios de ex funcionarios ligados al sandinismo, y a ex presidentes, a magistrados, a todo tipo de pequeños peces, que caminan con un uniformado al lado, mientras en muchas comunidades hace falta vigilancia policial, es inaudito y reprochable, pues ese salario lo paga quien necesita que le brinden seguridad y no aquellos que pretenden figurar como si fueran estrellas de cine.
Nicaragua, aún tiene como salir adelante porque hay niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos que sienten dolor por lo que observan y miran a su alrededor, como se ha pretendido mancillar la historia y a nuestros ancestros, a quienes lucharon desde Matagalpa, Rivas, León, Managua, la Zona Atlántica, para impedir la invasión filibustera, para defender la patria, para sacar al dictador, siempre ha sido la sangre derramada del nicaragüense. Todavía hay personas con conciencia y con actitud nacionalista que no puede estar callado aunque a veces se sienta impotente porque no sabe cuando hay que actuar, y no querer hacerlo solo, pues cinco dedos de la mano son débiles hasta que se unen y forman un puño que hace más daño.
Mujer Nicaragüense |
Si, aún hay esperanza, cuando mujeres trabajadores, con valentía y coraje, sale en las mañanas a recorrer kilómetros para lograr el dinero necesario para sus hijos, cuando los hombres se levantan en la madrugada para ir al trabajo por su hogar, por su familia. Estas son las verdaderas encuestas que saben lo que vale la pena luchar por ser mejores cada día y cambiar el status quo de quienes no trabajan, de quienes viven de lo que hacen otros, y de quienes creen tienen el derecho divino de tomar lo que no es de ellos.
Si, Aún no todo está perdido, y se puede ver en los rostros enojados de quienes ven las injusticias y los abusos de las autoridades que deberían realizar sus funciones con transparencia y legalidad; en la risa de los niños y niñas que desean un mejor mañana, con mejores condiciones de vida y educación; un país que no quiere más matanza ni más guerras por caprichos de quien está sentado en su casa moviendo los hilos, a pesar que nadie quiere seguirlo. Nicaragua, no necesita un ejercito con armas, sino un ejercito con ideas y ganas de levantar a Nicaragua.
Todos queremos encaminarnos en una sola dirección, ser más grande que lo que hoy somos.
¿Se puede?
Estimulemos el saludo entre los vecinos.
Estimulemos la capacidad del ser humano en estudiar, prepararse y vivir de lo que produzca
Estimulemos el control de las autoridades cuando se apartan del camino de la legalidad
Estimulemos el respeto entre los y las nicaragüenses, sin distingo de género e ideología
Que no conozcan al pueblo de Nicaragua, como beligerante y conflictivo sino como humanista y amante de la paz. Que no vean en el rostro de un nicaragüense, el amor al dinero en lugar del amor al servicio, así como tampoco la insatisfacción y el enojo, sino el orgullo nacional y la felicidad.
Ser gentil, respetuoso y noble, no es signo de debilidad. Fruncir el entrecejo, mostrar los puños, y decir groserías, solo nos colocan entre los energúmenos falto de cultura y educación del área centroamericana. Somos gente de trabajo, no de conflictos. Somos gente generosa y gallarda, no egoísta ni pendencieras. Busquemos edificar nuestro ser, nuestro interior, nuestras almas, dedicando nuestra energía y esfuerzo a reconstruir la patria. Por cada sonrisa, cada ayuda a quien la necesita, sin aprovecharnos de su necesidad ni buscar un provecho propio ni un enriquecimiento injusto, entonces comenzaremos el cambio.
Se dice que es más fácil imitar lo malo que lo bueno, y es algo que compete a todos y uno a uno solo. Nicaragua, lo vale. El futuro no los exige. Aún no todo está perdido.
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