Tremenda noticia la que vivieron tanto el pueblo nicaragüense como los colombianos en América del Sur: El fallo tan esperado sobre la delimitación y diferencias del mar caribe, fue anunciado el pasado Lunes 18 de Noviembre del 2012.
Desde su presentación, en el año 2001, bajo la Administración del Presidente Arnoldo Alemán, Nicaragua, esperaba con ansias la resolución de su demanda por recuperar la soberanía de su territorio caribeño, que desde 1928, se encontraba en poder del Estado Colombiano.
Quince Magistrados internacionales decidieron la suerte del caso Nicaragua versus Colombia. Para quienes no sabían de que se trataba este asunto, en resumidas cuentas, por suscripción de un tratado entre Nicaragua y Colombia, tres islas pasaron al dominio colombiano y otras siete en litigio con los Estados Unidos.
Al momento de firmar el tratado, lo cierto era que Nicaragua, dependía completamente del gobierno Estadounidense, quien concedió a Colombia, para resolver su conflicto por Panamá, el archipiélago de San Andrés, en ese entonces del dominio del Estado nicaragüense.
Así como lo esta leyendo, estimado lector. Los Estados Unidos, dieron lo que no era de ellos, y Nicaragua, sumisa ante ellos, no objetó y por ende, Colombia ejerció soberanía en islas que sabía de ante mano no correspondía a la realidad del ámbito territorial marino. Suficiente con observar la cercanía de las islas otorgadas a las costas nicaragüenses en comparación a la colombiana para verificar que aquello fue un solemne atropello a los derechos soberanos de una nación.
Desde 1928, hasta 1980, con el derrocamiento del régimen del general Anastasio Somoza, en Nicaragua, la Junta de Reconstrucción Nacional, proclamó el desconocimiento del tratado de 1928, conocido como Tratado Barcenas Meneses-Esguerra, y con ello se pretendía la recuperación de la soberanía del territorio nicaragüense en el mar.
Durante los años venideros a 1928, propiamente en 1969, curiosamente Nicaragua, otorgó una licencia de exploración a una empresa extranjera en su mar caribe, encontrando resistencia del gobierno colombiano quien - de la nada - le aseguró al estado nicaragüense que su territorio marítimo finalizaba al oeste del meridiano 82, es decir, que la frontera conforme al tratado de 1928 lo constituía el meridiano 82. A partir de ahí, buques de guerra colombianos patrullan las aguas, sin permitir que embarcaciones nicaragüense puedan explotar la pesca o los recursos existentes.
¿QUE SE GANA CON LA SENTENCIA DE LA HAYA?
No fue sino hasta el año 2001, que Nicaragua, finalmente lleva el conflicto marítimo a la Corte Internacional de Justicia, sita en La Haya, Holanda, con las objeciones del estado colombiano, quien presentó una gestión desconociendo la jurisdicción del Alto Tribunal Internacional, resolviéndose en el año 2007, que no sólo ellos debían sujetarse a la Corte, sino que el meridiano 82 no era ningún tipo de frontera.
En el año 2008, siendo su presidente, Alvaro Uribe, Colombia aseguró que acataría el fallo que en su oportunidad emitiera la Corte Internacional en La Haya
Once años han transcurrido y la sentencia ya fue emitida.
1. Nicaragua, recupera las 200 millas marítimas desde su plataforma continental, y por ende obtiene una amplia zona exclusiva económica; y
2. Colombia, confirma su soberanía sobre el archipiélago de San Andrés Providencia y Santa Catalina, y además otros siete cayos en el mar caribe, otrora nicaragüenses y pierde un significativo porcenaje de su territorio.
¿Cuales fueron las reacciones al fallo?
Por parte del gobierno nicaragüense, complacencia por la recuperación de las 200 millas marítimas, al menos un gran porcentaje de ellas, ya que con la cesión de los cayos y archipiélago - una especie de herradura - Nicaragua, ver cercenado parte del territorio, el actual Presidente Daniel Ortega, felicitó a los ex gobernante y ex cancilleres, que de alguna u otra forma fueron los artífices de lo que consideraron un triunfo por la reivindicación histórica que pone fin a 84 años de dominio colombiano en las aguas nacionales.
En cambio, por el lado de Colombia, los habitantes de las Islas se sintieron felices de continuar siendo colombianos, pero desilusionados con la perdida del territorio marítimo por lo que significaría la baja productividad que implicaría la explotación pesquera en la zona ahora en manos de Nicaragua. Se ha culpado a los anteriores gobiernos por lo que consideran un desastre político y nacional con el fallo internacional.
Por su parte, el ex Presidente Alvaro Uribe, ha sido el primero en sugerir al actual mandatario José Manuel Santos, desconozca el fallo de La Haya, contradiciendo la postura mostrada por Él, en el 2008, en la reunión de Río, ante su homologo nicaragüense y la comunidad internacional ahí reunida. Influenciado o no, el Presidente colombiano, Santos, y su canciller, han expresado su descontento con la sentencia y auguran realizar los análisis y gestiones necesarios para evitar un perjuicio mayor para la población en general.
A esta fecha, luego de siete días de ocurrido el fallo, los buques de guerra colombiano, continúan navegando por las aguas, actualmente bajo la soberanía nicaragüense en espera de la decisión que adoptara el gobierno colombiano.
CONSIDERACIONES GENERALES
Presidente de Colombia |
Desde el plano internacional, la posición de Colombia, fue la errada, al aceptar la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia, y esperar hoy desconocer la autoridad de su sentencia, para justificar su yerro ante su pueblo. Ello, implica que al final no solo irrespeta a la comunidad internacional que conforma la Organización de las Naciones Unidas, de quien depende la Corte Internacional, sino que a su propio pueblo, por cuanto envía un mensaje equivocado de que les interesaba más el espacio marítimo que las islas.
Se pretende desconocer el pacto de Bogota, que precisamente reconoce la jurisdicción internacional, entre otro de los argumentos para evitar lo inevitable. Sin embargo, poco eco ha tenido ante otros países los reclamos del gobierno colombiano en procura de apoyo, por lo que al final no le quedará más remedio que aislarse o aceptar el fallo.
En el caso de Nicaragua, por su imposibilidad de ejecutar el fallo en forma inmediata, para evitar una confrontación armada con las fuerzas militares colombianas, se encuentra a la espera de la reacción del Estado colombiano, para comenzar a valorar las medidas necesarias a nivel diplomático para compeler a Colombia, a respetar el fallo internacional. Sin embargo, desde ya se realizan planes a futuro sobre la explotación del nuevo espacio marítimo donde se considera existe una diversidad de especies marítimas y yacimiento de petroleo.
Expertos en la materia, tan en Nicaragua como en Colombia, han mostrado su conformidad con la sentencia internacional, al igual que parte de la población en ambos países. Algunos con agrado y otros con pesar, obviamente han transcurrido muchos años desde que el mapa geografico de la zona en conflicto les era comodo a Colombia e incomodo a Nicaragua, para poder ahora digerir los cambios acaecidos con el recien fallo de la Corte Internacional de Justicia.
¿Lo negativo?
Los cuestionamientos al presidente nicaragüense sobre fraudes electorales, su propia posición en el cargo, por irregularidades en su reelección, podrían debilitar las razones por las cuales él pudiera lanzar moralmente a su homologo colombiano todo tipo de lecciones sobre cumplimiento a las sentencias, cuando en Nicaragua, las resoluciones del Poder Judicial nicaragüense en algunos casos no son acatados por instituciones estatales.
Al final veremos sin bajo la administración de Daniel Ortega, el pueblo nicaragüense se beneficia de este reconocimiento internacional sobre el mar caribe, o si en cambio, la alegría durará tan poco, cuando sean unos pocos los que disfruten del nuevo espacio nicaragüense.
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